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Mostrando entradas de enero, 2018

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Ilusión

   Lo especial de este relato es que la verdadera trama no está en la historia en sí, sino en los pequeños detalles que hay escondidos a lo largo de esta aparente vida perfecta. Lo escribí así porque a veces descubrir qué fue lo que ocurrió es más divertido que simplemente leer lo que simplemente ocurrió. Lo escribí así para que se pueda pensar en lo que sucedió y tratar de buscar más detalles que confirmen la teoría. Por eso creo que sería un poco estúpido poner una explicación de este relato, por lo menos así de primeras. Lo ideal sería que la gente me dijese a mí de que creen que va el relato. Quién sabe... quizás hay más historias de las que yo mismo puedo ver. Agradable luz sobre mi rostro, acariciando cada centímetro de mi piel, mientras una reconfortante calidez en mi espalda hace que me estremezca. El pecho de la persona que está a mi lado sube y baja con parsimonia, estoy segura de que está soñando cosas bonitas, y sus brazos me rodean de una forma tan cariñosa que solo

Imperdonable

Como sé que este relato es bastante subjetivo y puede ser que no se entienda, abajo he puesto una explicación de lo que ocurre en esta historia: Hállome en la más inconcebible oscuridad, donde mi capacidad de pensamiento está limitada por estos fúnebres sentimientos cuya procedencia desconozco. En la oscuridad más densa e impenetrable, atisbo un rayo de luz. No me sorprendo. No es la primera vez que sucede. Hay veces incluso que aparecen varios haces de luz de manera simultánea. No puedo decir que me desplazo hacia allí, porque no sería correcto. Las tinieblas en las que habito no son un espacio, y por lo tanto el concepto de moverse no tiene sentido aquí. De igual forma, tampoco puedo hablar de que he estado mucho tiempo aquí confinado, sufriendo una tortura indescriptible, porque realmente no sé si aquí existe el tiempo. Lo único que sé es que tanto dolor se me hace eterno. La luz me envuelve en su halo, y me teletransporta a otro lugar. Sé a dónde me dirijo. Al principio creí qu

Nautilus

Los dos permanecen callados, no dicen nada, porque no hace falta. Se miran, se llenan de la presencia de la otra persona, en los ojos de uno se refleja el amor del otro, y no hace falta nada más. El silencio ha invadido la estancia desde hace un buen rato, pero no es un silencio molesto, incómodo, porque los contempla y llora también, llora como lo hacen las dos personas que se encuentran allí en ese momento. En la mirada de él laten sentimientos contradictorios: Una emoción que supera los límites de lo hermoso cuando está con ella, o así lo cree él, junto con el inmenso dolor que sabe que le va a producir el separarse de esa persona. Porque han de separarse. Incapaz de controlarse un segundo más, él alza el brazo y le retiene una de las lágrimas que ruedan por sus mejillas. El calor de su piel le reconforta y le produce miedo, pero la acaricia, porque se siente maravillado, igual que la primera vez. Ninguno de ellos quiere separarse, ninguno quiere dejar marchar al otro, y,

Héroe

  Nada más entrar en la ciudad puedo detectar la tensión y el silencio en el ambiente. Son más que evidentes, pero es también obvio en una ciudad que ha entrado en guerra. Las calles por las que andamos mi escuadrón y yo están vacías en su inmensa mayoría, y muchos de los cristales de los escaparates están pintados o rotos. Todavía se percibe el ligero olor acre del humo. Siento como la sangre hierve en mis venas al pensar en la persona que está causando tanto sufrimiento a los habitantes de esta ciudad, que se tienen que esconder donde buenamente pueden para sentirse mínimamente seguros. Si está en mi mano, acabaré con el causante de todo esto. Recuerdo perfectamente por qué estoy aquí. Cuál es mi misión. No somos los primeros que venimos a realizar una ronda reconocimiento, tratando de encontrar alguna información del resto de batallones que vinieron para sofocar el golpe de estado. Pero sí que seremos los últimos, estoy seguro de ello. Localizaremos los escuadrones pe

El Brujo

El brujo se sentó sobre sus piernas y esperó. Esperó pacientemente a que la cortina de colores cálidos se desvaneciera en el cielo para dar lugar a una trémula oscuridad titilante, una oscuridad luminiscente. Miró el astro rey, que colgaba en el cielo mostrando su magnificencia, y le recordó tanto a él que una garra de incertidumbre atenazó su corazón: siempre errante, siempre igual y siempre diferente… siempre solo.  El brujo esperó, esperó hasta que su presa emergió de la nada. Pero todo estaba bajo control.  El ataque por la espalda: previsto. Los movimientos ágiles y amenazantes de la bestia: estudiados. La debilidad de aquella extraña criatura que muchos creerían de fantasía: el miedo. El brujo sabía perfectamente que todos aquellos ataques y bravuconerías no eran más que eso, amenazas. El monstruo estaba asustado porque alguien se había introducido en su territorio, pero era demasiado débil como para osar atacar a un ser más poderoso que él. Y las bestias, a diferenci